El informe, de 216 páginas y redactado por Sarah Leah Whitson, directora para Oriente Medio y Norte de África de HRW, y su segundo, Eric Goldstein, ha sido presentado esta mañana en Rabat, en una rueda de prensa muy larga y cargada de tensión, informa Ignacio Cembrero. No en vano, se trata del primer informe serio sobre la situación de los derechos humanos tanto en el Sáhara Occidental, controlado por Marruecos, que lo considera parte de su territorio -lo es oficialmente- y los campos de refugiados de Tinduf (Argelia) que gestiona el Polisario. De hecho, el informe se divide en estas dos partes.
Sáhara Occidental
La primera está centrada en "los derechos a la libertad de expresión, asamblea y asociación" de los partidarios de la independencia de la región, controlada por Marruecos. Es la parte dura del informe, ya que, pese a que reconoce que "las condiciones de los derechos humanos en Marruecos han mejorado constantemente en los últimos 15 años", también en el Sáhara, donde se ha puesto fin a algunos abusos y se ha compensado a las víctimas, hace una serie de denuncias bastante duras que limitan el alcance de sea mejora.
Destaca la denuncia de que "el Gobierno reprime las manifestaciones pacíficas y niega el reconocimiento legal de organizaciones de derechos humanos. Las fuerzas de seguridad detienen arbitrariamente a manifestantes y presuntos activistas saharauis, a los que golpean, torturan y obligan a firmar confesiones policiales incriminatorias, todo ello con virtual impunidad; y los tribunales los condenan y envían a prisión mediante procesos injustos". En este sentido destaca la inclusión en el informe de los nombres y apellidos de tres agentes marroquíes acusado de "palizas y abusos" en El Aaiún por "víctimas de la violencia policial durante los años 2005,2006 y 2007". Rabat conocía las denuncias contra ellos -dos de ellos han sido trasladados-, pero no les ha exigido responsabilidades".