
La acción mantenida de los martillos hidráulicos y el soplete desencajaban finalmente la estatua del bloque de piedra cuatro horas después, a las 13.45. Fue en ese momento cuando más gente se congregó enfrente del caudillo. Algunos para celebrar, y otros para apenarse por su marcha final. Los gritos que se escucharon, entre aplausos y silbidos, fueron "chao paco", "viva la libertad", y "por fin".