Carlos Buj Juny
La izquierda radical española aún no ha mudado del todo la piel de la época antifranquista, cuando los nacionalistas eran los aliados naturales.
Pero aquellos que quieren crear un nuevo estado-nación y en su fanatismo justifican el tiro en la nuca y el derecho a celebrar el asesinato político, ¿no deberían estar ya en la mira crítica de todos?
¿No debería presionarse desde todos los ámbitos políticos, a que la izquierda abertzale asumiera por fin los cauces democráticos, como ha hecho el Sinn Feinn en Irlanda?
¿No deberíamos guardar nuestra tinta para aquellos que sí son realmente víctimas de las injusticias?
Ser crítico con esta gente, no es ser franquista, ni fascista, ni del PP.
Es simplemente estar donde hay que estar.