República y discapacidad
Joaquín González Sospedra, ex diputado - 13/04/2009
Celebrándose mañana (hoy) el 78° aniversario de la proclamación popular de la II República, no puedo ni deseo sustraerme a la tentación de resaltar alguno de los avances sociales que apuntaron aquellos días de libertad y, al tiempo, imaginar otro panorama socio-asistencial, si hubiese triunfado la legalidad vigente en lugar de la rebelión fascista.
La atención secular hacia los pobres y marginados se basaba en la caridad de las clases pudientes, bajo la orientación de la Iglesia católica, en las parroquias y conventos. A raíz de la nueva sociedad industrial, surgieron las asistentes sociales.
Pues bien, en 1932, en plena República, se creó la primera escuela de asistencia social en Barcelona, para profesionalizar aquel voluntariado.
Durante el franquismo, toda la atención social a los colectivos marginados tuvo un fortísimo acento paternalista y de mera beneficencia enmarcado en el nacional-catolicismo y gestionada por la Falange; hecho este que fue un gran contraste con la democratización que se había iniciado con las libertades republicanas.
Durante la República, los marginados, los discapacitados, pudieron empezar a participar en la resolución de sus propios problemas; para lo que hubo que desbancar a los benefactores anteriores. Allí, por ejemplo, surgieron las primeras asociaciones democráticas de los ciegos españoles, con una vida asociativa interna muy fecunda.
Actividad esta que fue anulada por la creación de la fundación ONCE, con una estructura y gestión prácticamente militarizada hasta la llegada de la actual democracia.
No resulta difícil -como en otros aspectos- imaginar que la realidad social de las personas con discapacidad sería otra muy distinta en estos momentos si hubiésemos vivido 78 años de República, en lugar de permanecer ese tiempo bajo la represión política y religiosa. Sumemos, no obstante, todo nuestro entusiasmo y nuestro esfuerzo para recuperar los ideales sociales que los golpistas traidores hurtaron al pueblo español.
Joaquín González Sospedra, ex diputado del PSE en las Cortes valencianas. Publicado en el Periódico Mediterráneo
Fuente: Solidaridad Digital
Celebrándose mañana (hoy) el 78° aniversario de la proclamación popular de la II República, no puedo ni deseo sustraerme a la tentación de resaltar alguno de los avances sociales que apuntaron aquellos días de libertad y, al tiempo, imaginar otro panorama socio-asistencial, si hubiese triunfado la legalidad vigente en lugar de la rebelión fascista.
La atención secular hacia los pobres y marginados se basaba en la caridad de las clases pudientes, bajo la orientación de la Iglesia católica, en las parroquias y conventos. A raíz de la nueva sociedad industrial, surgieron las asistentes sociales.
Pues bien, en 1932, en plena República, se creó la primera escuela de asistencia social en Barcelona, para profesionalizar aquel voluntariado.
Durante el franquismo, toda la atención social a los colectivos marginados tuvo un fortísimo acento paternalista y de mera beneficencia enmarcado en el nacional-catolicismo y gestionada por la Falange; hecho este que fue un gran contraste con la democratización que se había iniciado con las libertades republicanas.
Durante la República, los marginados, los discapacitados, pudieron empezar a participar en la resolución de sus propios problemas; para lo que hubo que desbancar a los benefactores anteriores. Allí, por ejemplo, surgieron las primeras asociaciones democráticas de los ciegos españoles, con una vida asociativa interna muy fecunda.
Actividad esta que fue anulada por la creación de la fundación ONCE, con una estructura y gestión prácticamente militarizada hasta la llegada de la actual democracia.
No resulta difícil -como en otros aspectos- imaginar que la realidad social de las personas con discapacidad sería otra muy distinta en estos momentos si hubiésemos vivido 78 años de República, en lugar de permanecer ese tiempo bajo la represión política y religiosa. Sumemos, no obstante, todo nuestro entusiasmo y nuestro esfuerzo para recuperar los ideales sociales que los golpistas traidores hurtaron al pueblo español.
Joaquín González Sospedra, ex diputado del PSE en las Cortes valencianas. Publicado en el Periódico Mediterráneo
Fuente: Solidaridad Digital