Zapatero aconseja a un parado que busque consuelo en la Ley de Dependencia
Publicado el 03-04-09 , por M. Tejo
A José María Mateos Mariscal, zamorano de 39 años, le pesaban demasiado las manos en el bolsillo.
Por eso decidió, en un arranque de pragmatismo, telefonear directamente al presidente del Gobierno para contarle, a viva voz, que está en paro desde octubre, cuando su pequeña empresa de construcciones metálicas quebró llevándose consigo a cinco empleados. “Me deben dinero todas las grandes constructoras del país”.
La llamada se frustró. Nunca le llegó a contar al Rodríguez Zapatero que a finales de mes él, su mujer y dos hijos (de cinco y ocho años) se quedarán en la calle con tres tesoros rotos: una casa embargada, la empresa familiar en ruina y un casero cabreado porque la familia ya no puede asumir la renta.
José María no se dio por vencido y decidió escribir a Moncloa, el 17 de febrero. En la carta, esta posdata: “Agradecería de antemano si pudiera hacer algo ante la desesperante situación para mí y mi familia”.
Alrededor de un mes después, el 11 de marzo, recibió la respuesta del director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, cinco párrafos con menciones normativas que le sonaron a chino. El director del Gabinete le comenta que “por indicación del presidente de Gobierno” le recomienda echar un vistazo a la Ley 39/2006 de 14 de diciembre, es decir, la Ley de Promoción de la Autonomía personal y Atención a Personas en Situación de Dependencia, que contempla ayudas económicas para determinados colectivos de discapacitados físicos y psíquicos.
“Y me leí la ley entera, intentado buscar la relación entre la Ley de Dependencia y mi situación”, relata con hastío José María. “Mis hijos están perfectamente y mi mujer también”, achaca. Como aparecía un número de teléfono gratuito de información en la carta (900 40 60 80) no se lo pensó dos veces. Una teleoperadora le confirmó lo que ya intuía. “El servicio de atención a dependientes ayuda a enfermos”.
Al menos, esa vez, había alguien al otro lado del teléfono.