Los verdaderos antisistema han tomado las cortes,los ayuntamientos, las diputaciones,las televisiones... .

sábado, 3 de octubre de 2009

Stop terrorismo fascista


Esta es la triste realidad de las agresiones fascistas en la Comunidad de Madrid, una realidad de frecuente impunidad de aquellos que las cometen: los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado se nutren a menudo de elementos que guardan simpatía para con organizaciones o grupos de carácter xenófobo, cuando no forman directamente parte de ellas.


Durante las últimas semanas hemos sido testigos de un escandaloso ascenso de las agresiones perpetradas por elementos relacionados, de una forma u otra, con organizaciones de carácter fascista, agresiones que por otra parte revisten una gravedad funestamente brutal. Ejemplo de ello es el reciente asesinato del trabajador de origen rumano Giovanni Musat en el municipio madrileño de La Cabrera, tras el cual subyacen según los propios vecinos motivaciones racistas y xenófobas; la agresión sufrida por Rafael Santamaría, indigente que trataba de encontrar un lugar donde pasar la noche cuando fue sorprendido por un grupo de neonazis que le propinaron una paliza, debido a la cual ha pasado diez días en estado comatoso con lesiones neuronales de grave consideración, resultado de las cuales ha perdido la capacidad del habla; el caso de Alfredo Albino, guineano miembro de la Federación Panafricanista de España, asaltado por un grupo de neonazis que ni tan siquiera fue identificado por el dispositivo policial que acudió al lugar de los hechos, limitándose cínicamente a pedir los papeles al agredido; el apuñalamiento de un joven antifascista de dieciséis años en las fiestas de Majadahonda; el ataque contra un pequeño grupo de jóvenes durante las fiestas de Alcorcón, armados con porras extensibles y una pistola de perdigones. A la vista queda que los objetivos de las agresiones y amenazas por parte de estos individuos siguen siendo, por una parte, aquellos sectores de la sociedad que se encuentran en mayor estado de indefensión, como trabajadores inmigrantes o indigentes, y por otra parte, a aquellos que dan el paso y adquieren la firme convicción de luchar contra el fascismo y el racismo. Las localidades y distritos mas adinerados de Madrid son actualmente y por norma general, auténticos focos de actividad neonazi.

Esta es la triste realidad de las agresiones fascistas en la Comunidad de Madrid, una realidad de frecuente impunidad de aquellos que las cometen: los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado se nutren a menudo de elementos que guardan simpatía para con organizaciones o grupos de carácter xenófobo, cuando no forman directamente parte de ellas. Prueba de ello es la actuación claramente racista de muchos de los controles policiales destinados a la detención para repatriación de los trabajadores inmigrantes "sin papeles", los cuales son tratados comúnmente de forma vejatoria; en los tribunales recaban también velados apoyos en forma de fallos judiciales irrisorios para los agresores, que ni tan siquiera cumplen la totalidad de las penas que se les imponen; los grandes medios de comunicación minimizan y distorsionan la realidad política de estos hechos, presentándolos como aislados, como reyertas entre bandas juveniles. Por otra parte, una parte importante de aquellos que sufren en primer término estas agresiones no llegan a denunciar públicamente estas por temor a posibles represalias. Los ataques, incluso con artefactos incendiarios, contra locales de organizaciones progresistas y centros sociales son sucesos frecuentes que cuentan con la complicidad de los cuerpos policiales, tal y como hemos denunciado anteriormente.

Ante estos infames incidentes, consideramos que la organización y la autodefensa son hoy más que nunca dos de nuestras armas más fundamentales. Por los motivos aquí expuestos, no debemos dejar en manos de las instituciones del Estado nuestra propia integridad física, estamos obligados a ser capaces de defendernos nosotros mismos en primera instancia y a articular una respuesta popular que confronte directamente con los agresores fascistas y las organizaciones y grupos que les alientan y les dan cobijo. Tras estos hechos se deja ver una estrategia de creación de un estado de terror destinado a ganar la notoriedad que pueda servirles para enfrentar el cada vez mayor rechazo popular del que son objeto.

Con el recuerdo de nuestro compañero Carlos, victima del fascismo, más presente que nunca, alzamos la voz con el grito que han caracterizado ya a varias generaciones de luchadores antifascistas.

¡NO PASARÁN!