
Un interesantísimo estudio de la Universidad de Nebrija, propiciado por el exceso demográfico de sociólogos desocupados, ha revelado datos más que concluyentes: un 82% de camareros, de una muestra de 10.000 profesionales testados en distintos bares del tercio norte peninsular, responde automáticamente al nombre de «Perdona».
De entre el 18% restante, además, un 10% atendía al ser llamado «Mozo», «Jefe», «Chico» o «Tú». Con estos datos, recogidos a lo largo de veinte años de febril investigación en todas las barras de Portugal a Ordesa, el equipo, actualmente en tratamiento de desintoxicación, ha sentado las bases de una interesante cuestión sociológica: ¿son los nombres de pila adquiridos o impuestos? Es decir, ¿desarrolla un camarero la identificación con el vocativo «Perdona» tras un tiempo en el oficio, o llegaron con él?
El segundo caso indicaría una premeditación por parte de los padres al bautizar a sus retoños: según el estudio, «Perdona» les asegurará un puesto en el sector hostelero; «A ver» les otorgará ventanilla propia en el funcionariado; «Chaval» les convierte automáticamente en aprendices de albañil, lampista o pintor de brocha gorda; e «Hijo de una puta sifilítica paraguaya» les abre las puertas en cualquier call-center de una compañía telefónica. Futuros padres, tenedlo en cuenta: solucionar la vida profesional de vuestro hijo está en vuestras manos.
El estudio ha sido dirigido por los doctores Sucio Alcohólico y Jodida Esponja.