José Luis Rodríguez Zapatero ha demostrado una vez más la máxima de que un buen líder se distingue, sobre todo, por saber elegir bien a su colaboradores. Está claro que Zapatero no sabe elegirlos, luego... Lo ha vuelto a demostrar con su tercer cambio de embergadora de equipo.
Víctor Fernández/deMinorias.com
No vamos ha hablar de Manuel Chaves, el ex presidente andaluz tiene ya tiene con lo que tiene. Tampoco hablaremos de la nueva vicepresidenta económica. Para deMinorias lo primero es el tema social. Y en el tema social es desastre es gigantesco.
En los tres gobiernos que ha formado el señor Zapatero ha trasladado las conmpetencias a tres ministerios distintos.
Al principio, los asuntos sociales y la discapacidad estaban en Trabajo con Jesús Caldera. Y era de suponer que desde ese ministerio se haría algo por encontrar solución al desempleo de las personas con discapacidad. Pues bien, no se hizo alsolutamente nada.
Luego le llegó al turno en Educación. Allí, con Mercedes Cabrera, se suponía que existiría una especial sensibilidad para la educación de las personas con discapacidad. Y tampoco. Era previsible. Al frente de la cosa social seguía la misma inútil secretaria de Estado que en tiempos de Caldera y, además protegida del propio Zapatero, Amparo Valcarce. Y ahora le llega el turno a la fracasada candidata socialista al ayuntamiento de Madrid. Trinidad Jiménez une Sanidad y Asuntos Sociales. Lo primero que hay que reconocer es la bofetada que supone para el CERMI la decisión. Desde hace años la plataforma de la discapacidad vienen pidiendo un ministerio específico para los asuntos sociales. Pues nada de eso y además lo integra con Sanidadpor decisión explítica del propio presidente. Así que también se vayan olvidando de tener candidaturas con personas con discapacidad. Los "enfermos" no deben estar en el Parlamento. Allí sólo caben los vagos. José Luis Rodríguez Zapatero, ha explicado que era "conveniente" unir la Sanidad con las Políticas Sociales, porque ambas reclaman "una intensa actividad de diálogo y coordinación con las comunidades autónomas".
Y ahora Trinidad Jiménez deberá lidiar con el desarrollo de la ley de Dependencia, una norma duramente criticada por todos: los usuarios, los agentes sociales y las autonomías.
La queja generalizada y compartida por todos es la falta de financiación y presupuesto, un problema que está retrasando la puesta en marcha de estas ayudas y que, en muchos casos y tras una larga tramitación, no llegan a tiempo o son insuficientes. Junto a la falta de recursos, los usuarios critican también diferencias territoriales como que algunas comunidades autónomas no permitan compatibilizar las ayudas autonómicas con los servicios de dependencia, lo que obliga a los usuarios a elegir entre unas prestaciones u otras.
Problemas como éstos, la falta de residencias o el copago han hecho que esta ley que nació generando muchas expectativas sea hoy motivo de frustración para muchos de los usuarios.
Pero no sólo la dependencia. La lengua que reconoció la lengua de signos hace ya casi año y medio también está pendiente de desarrollo. Y grandes escollos que solucionar como la titulación profesional de los intérpretes o la gestión del Centro de Normalización linguistica...
Y todo ello sin tocar la sanidad. En esa metria, de la que omo en materia social, no tiene absolutamente ninguna experiencia, Jiménez hereda varios retos: solucionar la falta de médicos pronosticada para 2025 (habrá un déficit de 25.000 especialistas), crear un calendario vacunal único para todas las autonomías e implantar en todos los territorios un sistema de historia clínica digital que permita a los médicos conocer los datos de los pacientes desde cualquier hospital.